sábado, 14 de enero de 2012

No me voy a mentir, de qué me sirve, las cosas no van bien, ni mucho menos. Que sí, que vale, me puedes decir que tengo la sonrisa de siempre, y que parece que soy feliz, ya lo sé, ¿y qué? Las cosas no van bien. No voy a lamentarme ni voy a exagerar, no quiero consuelos, aunque todos crean que sí, que todo es muy sencillo, no comprenden, ni espero que lo hagan. Son tantos los motivos, no sé, ni siquiera me apetece explicarlo. Ahora no voy a empezar a decir lo típico de que si a lo largo de la vida caes, tienes que levantarte, porque si te digo la verdad, no tengo ni fuerzas ni ganas. El tiempo dirá, eso digo y diré siempre, porque no puedo más. 
Lo siento por aquellos que no se merecen verme así, ya sé que no estoy siendo la mejor persona del mundo, todo lo contrario. Desde aquí, y aunque nadie vaya a leerlo, pido perdón por todas las veces que he podido comportarme como una verdadera imbécil, que probablemente hayan sido muchas. Sólo quiero decir, que no puedo evitarlo, os lo prometo que nada de esto es intencionado. He perdido las ganas de seguir con esto, sinceramente, ya no hay ganas de nada.

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